miércoles, 2 de mayo de 2012

Yo me llamo Zapatilla...

Lo conocí cuando abrimos el tercer o cuarto centro de alfabetización, me dijeron que era la persona que nos andaba buscando para "hacer el taller de alfabetización con las mujeres", y que necesitaba reunirse con nosotros para abrir ese taller.

Pregunte si se trataba de alguna organización civil, y me respondieron que no, que eran "las mujeres de los planes" sin mas detalles que ese.

No hubo reunión previa, ni organización de equipo, me reuní con el un día de semana en el Centro Comunitario que llevaba adelante en el Barrio Santa Rita de Villa Lastenia, en el departamento de Cruz Alta. 
Calles de tierra, frío de invierno a las 08:00 de la mañana, justo en la esquina sobre una puerta de metal verde, se lee un cartel que dice: "Centro Comunitario Barrio Santa Rita", ya en la vereda un hombre de mediana edad, pantalones de trabajo azul, de alguna de las fabricas de la zona, gorra que en algún lugar olvido la visera, sale al paso diciendo:
- Buenos días! Pase, pase, hace frío no?
- Buenas, permiso, digo al tiempo que ingreso al centro (salón enorme, con tres tablones haciendo el papel de mesa y unas veinte o treinta mujeres, algunas de mi edad, otras mas chicas y muchas pintando canas... )

Una mujer de cabello negro, largo y lacio recogido, me acerca una silla al lado de uno de los tres braseros que calentaban el lugar, él arrima un mate y me dice:
- Yo me llamo Zapatilla, y como me dijeron que usted enseña a leer, quisiera que le enseñe a ellas, que están en el plan y no saben...

- "Zapatilla"....  (me quede pensando)... Zapatilla le dicen? (pregunte mirándolo a los ojos) 
- No, así me llamo yo, Zapatilla.

Zapatilla me contó todo sobre el grupo y lo que hacían, pasamos la mañana charlando entre todos y organizándonos para alfabetizarnos en los días venideros, pero a mi me llamaba la atención, él, que todo hacia para el grupo excluyéndose de la tarea.

Zapatilla se encargaba de llevar los papeles del plan para que "las mujeres cobren" tanto como ir a la Municipalidad a pedir que pasen la máquina por la calle o pongan los focos en las esquinas.

El leía poco, casi un silabeo en voz baja, y poco también escribía, pero se le iluminaban los ojos cuando nos veía trabajar las primeras letras, las primeras palabras...

Nunca dijo su nombre, tampoco los demás integrantes del Centro dijeron como se llamaba; solo contaron que un día llego de Santiago con la señora y levanto el rancho y ayudo a los vecinos mientras trabajaba en el ingenio y que el barrio creció gracias a que Zapatilla hacia las gestiones con los políticos y el intendente de turno. Otros decían que el apodo era porque siempre quiso un par de zapatillas y nunca las tuvo, solo alpargatas y que el día que por fín consiguió su par de zapatillas, no se las saco mas, hasta que en los pies se le desarmaron.

Estuvimos mas de un año compartiendo, aprendiendo y escribiendo entre todos, ya con las primeras letras, algunas se animaron a inscribirse en la nocturna para terminar la primaria...

Zapatilla no escribía mucho y leía poco, sin embargo construyó puentes de letras y palabras para que nos encontremos.
(Villa Lastenia - Cruz Alta - provincia de Tucumán)